y de todos consuelo,
dadnos socorro del cielo,
Agueda, santa abogada.
Valiente ilustre amazona
que con el pecho cortado
en la batalla has ganado...
palma, triunfo y corona,
palma, triunfo y corona,
y el mismo San Pedro en persona,
vino a curaros la llaga,
dadnos socorro del cielo,
Agueda, santa abogada.
A la mujer que os implora,
de mal de pecho herida
la remediais condolida
si ante vos ora,
y por vos noble Señora,
queda libre y consolada.
Gloriosa Santa Águeda,
virgen y martir.
Tú eres la cristiana fiel
que supo entregarse a la fe sin reservas
y entregar su vida sin reparos ni miedos.
Admiramos tu valentía y fortaleza
en la confesión de la Fe
y en la defensa de la pureza.
Sabemos que proteges
con especial fervor
a cuantos a ti acuden,
que extingues los ardores de la concupiscencia
en tus devotos y que libras
de los desastres del fuego.
Muéstranos tu patrocinio.
Alcánzanos de tu Dios
el caminar por la vida
con tu misma fidelidad y fortaleza.
Te lo suplicamos por Jesucristo
Nuestro Señor.
Amén.
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