Vos que gobernasteis las aguas, derramad sobre la humanidad vuestra protección,
haciendo así, oh divina Madre,
haciendo así, oh divina Madre,
una descarga en nuestros cuerpos materiales,
limpiando sus auras
e infligiendo en sus corazones
el respeto y la veneración debida
a esa fuerza de la naturaleza
Fluidificad nuestro espíritu
y descargad nuestra materia de todas las impurezas
que haya adquirido.
Permitid que vuestras manos nos protejan y amparen haciendo de toda la Humanidad
nuestra hermana.
¡Salve Yemanyá!
¡Reina de los Mares!.
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