Dorada es tu estela de luz,
así como el oro que te pertenece.
Que tu pureza cristalina,
orishá de las aguas dulces,
no permita que neblina alguna
enturbie mi deseo mas profundo que es,
Estás presente en las cascadas,
que de por sí ya son sagradas, por lo tanto,
haz que se apague todo sentimiento si yo sufriere.
No verteré lágrima alguna por aquella o aquel
que en amor no me correspondiere.
No penaré por ninguna o ninguno
que con mentiras me faltaren
porque tu no permitirás que frialdad,
envidia o celos me traicionaren.
Eres dulce, protectora, suave y coqueta,
femenina y seductora. ¡Ay, madre Oxún!,
dadme tu aché, dadme tu fuerza,
dadme la alquimia como el néctar mas sublime,
que sabré respetar y venerar.
Que está en la miel tu secreto, que sabré utilizar…
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